La filósofa y epistemóloga Esther Díaz dialogó con Fabián Rojas para Revista La U antes de su conferencia en la UNSJ.
Esther Díaz ofrecerá en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ una Conferencia Magistral titulada Ciencias Sociales y Prácticas de libertad. Se trata de una actividad de Posgrado en el marco de la Maestría en Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales, que se dicta en la FACSO. En la ocasión -jueves 26 de octubre desde las 17 en el Salón de Actos de esa Facultad-, la Doctora en Filosofía presentará también su último libro, Problemas Filosóficos, en cuyo prólogo anota que en la obra se retoman los componentes fundamentales de la filosofía: “la verdad, el conocimiento, la epistemología, la ética, el dolor, la tecnología, la estética, la ambigüedad, la antropología filosófica, los estudios sobre la subjetividad, las problemáticas de género, el sentido de la historia (…)”. Este diálogo con Revista la U apenas trata de aproximarse a uno de esos ejes, la tecnología, y lo que ella significa al atravesar la vida humana en el presente. La epistemóloga argentina señala que no puede precisar el futuro de estas sociedades integradas por millones de seres individualistas y tecnologizados, pero sí describe que “hemos llegado a una sociedad dominada por el empresariado neocapitalista que niega la noción de pueblo y privilegia la idea de individuo”. -Usted alguna vez dijo que los seres humanos devenimos cyborgs, que la racionalidad convertida en tecnociencia nos acerca a un estadio poshumano… -Lo poshumano es una consecuencia de la tecnociencia. En la medida en que estamos atravesados por la tecnología, atiborrados de ella e incluso la insertamos en nuestros propios cuerpos, ya no somos humanos “naturales” sino tecnológicos: implantes dentales, marcapasos cardiológicos, senos femeninos o nalgas de cualquier sexo de siliconas, transplantes de órganos, botox, prótesis encarnadas y hasta ingesta de alimentos que ya han sido intervenidos en los laboratorios, hacen de nosotros algo más similar a una máquina cibernética que a un organismo “natural”. [...] Leer esta nota en Revista La U