NOTICIAS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN

  • Información publicada por: Susana Roldán
  • Fecha 10/04/2023

Patricia Ciner

“En los primeros siglos del cristianismo circularon alrededor de 40 evangelios distintos”

El dato deviene de la fecunda investigación en estudios patrísticos, que le valió a la filósofa su incorporación a la Academia Nacional de Ciencias.






















 

Con una vida
dedicada a los estudios patrísticos, Patricia Ciner, investigadora de la Facultad
de Filosofía, Humanidades y Artes de la UNSJ, será hoy incorporada como
Académica Correspondiente a la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires,
en virtud de la relevancia de su trabajo para ciencia argentina. Ciner es,
además, presidenta de la Asociación Internacional de Estudios Patrísticos, que
nuclea a 54 países.



“Es un inmenso honor
pertenecer a una institución a la que pertenecieron grandes personalidades de
la ciencia argentina, como René Favaloro y Luis Federico Leloir, es algo que me
llena el alma y no tengo palabras para agradecerlo”, dijo la investigadora, que
hoy a partir de las 17 y vía Zoom, ofrecerá una conferencia denominada “Paradigmas
Contemporáneos de Investigación en Estudios Patrísticos: aportes para una nueva
lectura del Comentario al Evangelio de Juan, de Orígenes”.

También rescató
la alegría de que “un área de estudio, como pueden ser los estudios patrísticos,
que son un área interdisciplinaria, que cruza teología, filosofía, arte política,
psicología, neurociencia y de lo que trata es de profundizar en lo que
realmente pasó en los primeros siglos en los que vivió y murió Jesús, hoy esté
siendo puesta en relevancia. Estoy doblemente feliz, porque es un reconocimiento
a 40 años de estudio y al mismo tiempo, es un reconocimiento al área de estudio”.


Vigencia de
los estudios patrísticos


Fascinada por “el
mundo de Alejandría en los primeros siglos posteriores al nacimiento de Jesús”,
Ciner dedicó gran parte de su vida y su trabajo al estudio de Orígenes de Alejandría.
“Tuvo tremendas condenas, pero fue un místico que influyó durante siglos. Una
época fascinante, porque en la década entre 1945 y 1955, empezaron a aparecer
textos escritos que habían estado dormidos durante siglos. Por ejemplo, los
textos gnósticos de Nag Hamadi, descubiertos en Egipto, o los textos del Mar
Muerto. De una manera increíble, en el 2002 también aparecieron homilías de
Orígenes que se habían perdido. Todo eso hace que se necesite una relectura de
toda esta época”.


En cuanto al
aporte de los estudios patrísticos al pensamiento actual, explica que “todas
las grandes divisiones que tuvieron lo que conocemos como iglesia ortodoxa, griega,
rusa, católica, se produjeron en estos primeros siete siglos. Algunas líneas
aceptaron algunos concilios, otras no. No es fácil el diálogo ecuménico entre
esas iglesias. Conocer los estudios patrísticos ayudaría al diálogo ecuménico y
también al diálogo interreligioso. Cuando se habla de cristianismo,
paralelamente tiene que hablar de judaísmo y también de islam. El mundo de la
historia de las religiones es un mundo tenso. Se necesitan especialistas para
abordarlo”.


También mencionó
el aporte en temas de género. “En cuanto a la mujer -señaló-se están haciendo
estudios interesantísimos de cuestiones de género en estos primeros siglos. Sucedió
que la base que quedó para Occidente fue una base cristiana, entonces depende
cómo se lee ese cristianismo de los primeros siglos: de una manera rígida o
abierta. Uno de los evangelios gnósticos, el evangelio de María, tiene otra
idea del papel de la mujer, incluso ante Jesús mismo. Entonces, la implicancia
de conocer el pasado, no queda reducida solamente al pasado, porque impacta
directamente en el presente. Uno está acostumbrado a pensar en cuatro
evangelios, pero en esos primeros siglos circularon entre 30 y 40 en total. Entonces,
el investigador está obligado a estudiar lo que pasó. Lo novedoso de esto es
que las categorías de herejìa y orotodoxia, no sirven para estudiar estos
primeros siglos, porque nunca hubo una unidad monolítica, por la cual podamos afirmar
que “el cristianismo pensó esto”. Lo esencial de los primeros siglos es que
hubo diversidad, recuperarla y clarificarla sin conceptos previos. Hay
muchísimas maneras de vivir el cristianismo. Es necesario conocer el pasado
para entender el presente que vivimos y también el futuro”.