NOTICIAS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN

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  • Información publicada por: Mariela Suárez
  • Fecha 26/09/2012

Segunda jornada de Juicio por Delitos de Lesa Humanidad

Las declaraciones de las primas de Daniel Russo

Durante la segunda jornada del juicio por la causa de Marie Anne Erize en la que se incluye el caso de muerte de Daniel Russo, declararon sus primas María Eugenia Herrera y Graciela María Doto. Ambas relataron las circunstancias que vivieron acompañando a la familia Russo en aquellos años.

La primera en dar testimonio fue María Eugenia Herrera quien relató que el día en que falleció Daniel, acompañó a su tía a buscar ropa con 2 primas más. Eugenia bajó a comprar cigarrillos, cuando volvió habían 2 hombres jóvenes que subieron con ella, uno llevaba “un bolsito en la mano que colgaba como con peso y estaban vestidos formal, de traje creo. Tenían el cabello corto como si fueran militares” dijo Herrera. Estos hombres se dirigían al departamento de Russo y al advertir que ella también, le expresaron que iban a avisarle a la familia de Daniel que podían visitarlo en el Hospital Rawson. Cuando llegaron al nosocomio les dijeron en la puerta que ya había fallecido. Eugenia describió esos dolorosos momentos y afirmó que “estaba feo, hinchado, como colorado o morado, no lo podía reconocer”. Fue un momento difícil y tenían miedo porque el lugar estaba lleno de militares con armas. “Había en la escalera, en la puerta de la sala, en todos lados y eran muchos. Tenían cascos en la cabeza y a mí me parece que eran militares”, detalló la testigo y agregró “no vi médicos, no vi enfermeros, él estaba aislado”. El velatorio de Daniel Russo se realizó en Desamparados, en la casa de un familiar del fallecido. Posteriormente hizo hincapié en cómo se enteraron de que Daniel estaba en el Hospital. Eugenia recordó que una doctora que conocían se los dijo, fue la Dra. Orello de Olmedo quien de confirmarse su existencia sería citada a declarar. Además dijo que fue su propia madre quien le pidió al cura Quiroga Marinero de la Parroquia de Guadalupe, que fuera a verlo y lo confesara. La segunda testigo, Graciela María Doto, relató los acontecimientos desde el sábado 16 de octubre que ella vivió junto a la madre de Daniel. Dijo que se enteró por su primo Alfredo Russo del allanamiento realizado en su casa y que estaban preocupados porque Daniel no aparecía. Lo buscaron en la fábrica en la que trabajaba y en varios lugares. Tras el allanamiento, Graciela afirmó que “la casa estaba toda desordenada, hasta los rollos de las persianas habían desarmado”. A las 7 de la mañana del día siguiente decidieron ir a hacer la denuncia. Fueron a la Seccional Primera, a la Policía Federal y a la Central de Policía pero en ninguno de estos lugares les recibieron la exposición. Ante la sospecha de su muerte, Doto averiguó que no estaba muerto sino que se encontraba internado en el Hospital Rawson. Este fue un dato que un policía de la Seccional Primera le facilitó. Luego confirmaron la información, coincidiendo con los dichos de la primer testigo, a través de la Dra. Orello de Olmedo. Esta mujer les advirtió que no fueran porque no los dejarían entrar y el día martes 19 de octubre fue a verlos y a decirles que Daniel necesitaba albúmina, Doto la compró y se la mandaron. Orello de Olmedo les dijo que el estado de Daniel era desesperante. Cómo dijo Herrera, Doto confirmó que fue el miércoles 20 cuando avisaron que podían visitar a Daniel, fueron al Hospital y en la puerta les informaron que había fallecido. Cuando entraron todo el lugar “estaba llenos de conscriptos”, manifestó Doto. Las mujeres entraron a la habitación y fue la madre de Daniel quien destapó su cuerpo, “tenía la cara triangular, su color era amoratado y su temperatura era de unos 50 o 60 grados, esa impresión me dio” dijo la testigo y agregó que en la urgencia del Hospital “llegó una persona con un arma que no sé describir, un arma que no era ni larga ni corta y ahí mi tío me dice que era el Capitán Coronel, o sea el jefe de la policía… él venía airoso como haciéndose cargo, caminaba tranquilamente como diciendo esto es de mi dominio; caminaba por los pasillos de la urgencia como diciendo aquí estoy yo”. Doto también se refirió al velatorio de Russo y afirmó que “era espantoso el estado en que estaba Daniel, olía a podrido. Pusimos desodorante de ambiente porque no se podía estar, o sea que su cuerpo estaba podrido”. Por último, ella recalcó que “en toda la sociedad sanjuanina había mucho miedo a partir del año 76, el ambiente que se vivía en la provincia era así”.