En esta semana del megajuicio se retomó la causa Camus con la declaración de las víctimas Luis Héctor Biltes, su hermana María Teresita Biltes y uno de los imputados.
Al iniciar la sesión el Tribunal presidido por el Dr. Héctor Córtez, preguntó si era necesario repetir las declaraciones de María Julia y Margarita Camus ya que los imputados de Marchi y Del Torchio no estuvieron presentes. El ex Teniente Gustavo De Marchi pidió dirigirse el Tribunal pero no se le concedió ya que el único canal procesal que lo permite es la declaración indagatoria; por esta razón la jornada finalizó con su palabra. Luis Héctor Biltes Luego del juramento debido, el testigo comenzó su declaración relatando que durante el golpe del 76 trabajaba como empleado en la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la UNSJ. La noche del viernes 26 de marzo de 1976, pasadas las 22 horas, Luis estaba reunido en familia en la casa de sus padres de calle Adam Quiroga en Desamparados. En ese momento escucharon gente en el techo y unos fuertes golpes en la puerta de su casa que aparentemente eran hechos por la culata de fusiles, “los militares irrumpieron sin orden de allanamiento” expresó. Él se encontraba en una habitación ya que vivía en un departamento que estaba al fondo de la casa, cuando entraron él estaba en ropa interior, procedió a vestirse y le pidieron, mientras lo apuntaban que fuera con movimientos lentos “ahí me di cuenta que tenían miedo” agregó y siguió relatando que en su mesa de luz tenía un reloj y su anillo de oro, cuando se los estaba por poner, un conscripto le dijo “sos huevon, no ves que te lo van a robar”. Luego cuando pasó por donde estaban sus hermanos y sus padres y los vio de espaldas contra la pared. Biltes expresó que el que estaba a cargo de la operación, tenía acento porteño y un bigote grande y afirmó “Yo no distinguía el grado porque no hice el servicio militar, sólo distinguía a los conscriptos”. En ese momento, su padre, Emilio Biltes, preguntó porque habían entrado sin autorización y ninguno contestó, los increpó a que se identificaran y uno le dijo que era un capitán del Ejército Argentino. El testigo expresó que se robaron unas láminas de plata de su madre, una máquina de escribir, un grabador y muchos libros, entre ellos uno titulado “Páginas Blancas” del amigo de su padre, Aburnio Verd. En ese momento, Luis dijo que su calle estaba cortada y que afuera había un camión con oficiales, ellos los ataron y los llevaron al edificio donde funcionaba la legislatura provincial, “nos vendaron los ojos con una cosa hedionda” y agregó “estos valientes entre comillas tenían terror de que los veamos”. Ya en el lugar, los 5 fueron sentados en el piso junto a otras personas, luego se llevaron a su padre a otra sala, donde entre otros, estaba César Gioja. Luis relató que mientras estuvieron detenidos no podían ver nada “nos escupían en la cara, nos golpeaban, nos daban puntapiés” y agregó “escuchábamos ruidos como tiros de disparos, no sé si eran simulacros de fusilamiento, si mataban a alguien ahí o si golpeaban las puertas para asustarnos pero se oía como disparos”. Posteriormente, lo interrogaron al igual que al resto de sus hermanos, “yo no tenía miedo a la muerte pero a las torturas si porque uno puede decir nombres aunque no quiera” y continuó “hasta ahora no sé porque nos tuvieron así”. Después de un día de detención, los dejaron en libertad, a él, a su padre y a 2 de sus hermanos, a Jorge Alberto se lo llevaron detenido al RIM 22. Ya libres, fue con su padre a la Catedral para hablar con el Monseñor Sansierra para que los ayude con Jorge Alberto que seguía detenido, “no sirvió de nada porque a mi hermano lo mismo lo torturaron… y lo soltaron a mediados del mes de abril más o menos” y añadió “me contó que lo tenían desnudo, que le ataron un cable con corriente y hasta una vez por un golpe le sacaron una muela”. Por otro lado, Biltes declaró que su padre era amigo del Comandante Collado de Gendarmería, “él se enteró cuando lo iban a soltar a mi hermano, no le dijo nada a mi padre y fue el mismo en su auto a buscarlo porque tenía miedo, el comandante sabía de muchos casos que decían que los iban a soltar y cuando lo hacían los mataban para que no hablaran”. Biltes aseguró que fue él quien lo llevó a Jorge Alberto a su casa. Su hermano era estudiante de sociología, una carrera que cerraron durante el golpe “además de eso desaparecieron profesores, creo que por eso quizás se lo llevaron a mi hermano” alegó. Finalmente le exhibieron un álbum con fotografías y Biltes señaló una foto cuya imagen le pareció semejante al Capitán que estaba a cargo del allanamiento en su casa. María Teresa Biltes Durante el golpe tenía 17 años y estudiaba en el Colegio Santo Domingo, ella relató los hechos confirmado lo dicho por su hermano con respecto al día viernes 26 de marzo del 76 cuando les hicieron un allanamiento. Expresó que destrozaron su casa y se robaron varias cosas. “Entraron a los empujones y fueron a buscar a mi hermano que vivía en el departamento que mi padre tenía en el fondo” aseguró. María relató que se llevaron a sus hermanos y a su padre y que las calles estaban cerradas “como si nosotros fuéramos mafiosos o esperaban encontrar armas” y agregó “hasta abrieron el pozo negro para ver si teníamos algo”. Ella no pudo ver su cara pero sabía que había uno que mandaba. La testigo dijo que ellos tenían armas y les apuntaron. “yo creo que esto ha sido una vendeta contra mi padre porque al ser periodista él tenía acceso a algunas novedades y antes del golpe mi padre escribió defendiendo la democracia” y dijo “por eso le llevaron a su hijo mejor… además que era estudiante universitario y tenía el pelo largo, eso ya era algo para ellos”. Al otro día, cuando volvieron de la detención, María afirmó que Jorge Alberto no volvió y que el resto tenía los ojos rojos y con infección. “Fue una angustia muy grande no saber de él… le mandábamos cartas y luego nos dijo que nunca se las dieron” y añadió con dolor “él después nos contó que padeció varios simulacros de fusilamiento desnudo, también que le hicieron picana eléctrica”. Biltes dijo que a su hermano lo torturaron por un libro que se llama la “Revolución Silenciosa” y que se trataba sólo de la revolución de las biromes y no de otra cosa y agregó “fue por ignorancia, todos sabíamos que Biro había inventado la birome”. Posteriormente María contó cómo fue la liberación de su hermano y al igual que Luis, afirmó que fue el Comandante Collado, amigo de su padre, quien lo buscó cuando lo liberaron por miedo a que lo maten al salir. En el reconocimiento ella señaló 3 fotografías que se asemejan a la persona que se llevó a su hermano Juan Manuel y que no le hizo caso cuando ella le advirtió que era enfermo mental. Declaración Indagatoria del imputado Gustavo De Marchi La declaración del ex teniente comenzó con el pedido de ver a los testigos, que ya declararon en la causa Camus cuando él aún no se incorporaba “quisiera ver la cara o los gestos de los testigos que no pude escuchar” expresó. Posteriormente habló sobre su posición con respecto al golpe del 76 “es imposible que alguien inteligente defienda lo indefendible como fue el Proceso de Reorganización Nacional que no organizó nada… un desastre a cargo del protervo de Videla” y más adelante añadió “yo deseaba el golpe militar porque el estado de anarquía de poder que se vivía era terrible”. En cuanto a las declaraciones de los testigos y víctimas que vienen sucediendo en el proceso judicial, De Marchi dijo “hay un sadismo que no responde a la verdad, a menos que yo haya estado en otro ejército”, “el hecho de la violencia era porque se vivía una situación de guerra interna, guerra revolucionaria… y en dónde menos sucedió del país fue en San Juan”, “se habla de tortura, de simulacro de fusilamiento que insulta la inteligencia… ¿en qué mente cabe hacer un simulacro de fusilamiento a cambio de nada?... es una perversión patológica” y por último señaló “Jamás le dije a alguien que lo iba a fusilar, jamás torturé a alguien, jamás”. Además dijo que no realizaban los allanamientos con orden judicial por la situación de Estado de Sitio y que en consecuencia las órdenes las recibían del jefe del RIM 22 y no de un juez. En cuanto a su defensa, afirmó que no se sentía representado y que por esta razón, hace unos meses pidió por escrito utilizar su derecho a defensa. Como respuesta a este reclamo el Dr. Cortés se dirigió a sus abogados y les pidió que respeten la opinión de los acusados, más allá de sus opiniones personales, a menos que sea una cuestión de estrategia. El imputado dijo que no entendía por qué había “ensañamiento” con el Ejército y que por el contrario los testigos defendían a la Gendarmería, “me llama la atención que en varias de las declaraciones que he escuchado defiendan a la Gendarmería… los únicos casos de violación a mujeres con nombre y apellido, son de gendarmes”. Por otra parte pidió, como ya lo había hecho anteriormente, una lista con los nombres de los 30.000 desaparecidos, alegando que nunca la vio y que por eso duda que sea esa la cantidad. Para finalizar, respondió algunas preguntas referidas a los procedimientos de detención que se realizaban “el ejército no tiene capuchas… no salíamos a un operativo con una capucha o unas esposas” y finalizó “me llama la atención que digan que no querían dar nombres ni que los vieran... no tiene sentido”. Fuente: CREACOM
En esta semana del megajuicio se retomó la causa Camus con la declaración de las víctimas Luis Héctor Biltes, su hermana María Teresita Biltes y uno de los imputados.
Al iniciar la sesión el Tribunal presidido por el Dr. Héctor Córtez, preguntó si era necesario repetir las declaraciones de María Julia y Margarita Camus ya que los imputados de Marchi y Del Torchio no estuvieron presentes. El ex Teniente Gustavo De Marchi pidió dirigirse el Tribunal pero no se le concedió ya que el único canal procesal que lo permite es la declaración indagatoria; por esta razón la jornada finalizó con su palabra. Luis Héctor Biltes Luego del juramento debido, el testigo comenzó su declaración relatando que durante el golpe del 76 trabajaba como empleado en la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la UNSJ. La noche del viernes 26 de marzo de 1976, pasadas las 22 horas, Luis estaba reunido en familia en la casa de sus padres de calle Adam Quiroga en Desamparados. En ese momento escucharon gente en el techo y unos fuertes golpes en la puerta de su casa que aparentemente eran hechos por la culata de fusiles, “los militares irrumpieron sin orden de allanamiento” expresó. Él se encontraba en una habitación ya que vivía en un departamento que estaba al fondo de la casa, cuando entraron él estaba en ropa interior, procedió a vestirse y le pidieron, mientras lo apuntaban que fuera con movimientos lentos “ahí me di cuenta que tenían miedo” agregó y siguió relatando que en su mesa de luz tenía un reloj y su anillo de oro, cuando se los estaba por poner, un conscripto le dijo “sos huevon, no ves que te lo van a robar”. Luego cuando pasó por donde estaban sus hermanos y sus padres y los vio de espaldas contra la pared. Biltes expresó que el que estaba a cargo de la operación, tenía acento porteño y un bigote grande y afirmó “Yo no distinguía el grado porque no hice el servicio militar, sólo distinguía a los conscriptos”. En ese momento, su padre, Emilio Biltes, preguntó porque habían entrado sin autorización y ninguno contestó, los increpó a que se identificaran y uno le dijo que era un capitán del Ejército Argentino. El testigo expresó que se robaron unas láminas de plata de su madre, una máquina de escribir, un grabador y muchos libros, entre ellos uno titulado “Páginas Blancas” del amigo de su padre, Aburnio Verd. En ese momento, Luis dijo que su calle estaba cortada y que afuera había un camión con oficiales, ellos los ataron y los llevaron al edificio donde funcionaba la legislatura provincial, “nos vendaron los ojos con una cosa hedionda” y agregó “estos valientes entre comillas tenían terror de que los veamos”. Ya en el lugar, los 5 fueron sentados en el piso junto a otras personas, luego se llevaron a su padre a otra sala, donde entre otros, estaba César Gioja. Luis relató que mientras estuvieron detenidos no podían ver nada “nos escupían en la cara, nos golpeaban, nos daban puntapiés” y agregó “escuchábamos ruidos como tiros de disparos, no sé si eran simulacros de fusilamiento, si mataban a alguien ahí o si golpeaban las puertas para asustarnos pero se oía como disparos”. Posteriormente, lo interrogaron al igual que al resto de sus hermanos, “yo no tenía miedo a la muerte pero a las torturas si porque uno puede decir nombres aunque no quiera” y continuó “hasta ahora no sé porque nos tuvieron así”. Después de un día de detención, los dejaron en libertad, a él, a su padre y a 2 de sus hermanos, a Jorge Alberto se lo llevaron detenido al RIM 22. Ya libres, fue con su padre a la Catedral para hablar con el Monseñor Sansierra para que los ayude con Jorge Alberto que seguía detenido, “no sirvió de nada porque a mi hermano lo mismo lo torturaron… y lo soltaron a mediados del mes de abril más o menos” y añadió “me contó que lo tenían desnudo, que le ataron un cable con corriente y hasta una vez por un golpe le sacaron una muela”. Por otro lado, Biltes declaró que su padre era amigo del Comandante Collado de Gendarmería, “él se enteró cuando lo iban a soltar a mi hermano, no le dijo nada a mi padre y fue el mismo en su auto a buscarlo porque tenía miedo, el comandante sabía de muchos casos que decían que los iban a soltar y cuando lo hacían los mataban para que no hablaran”. Biltes aseguró que fue él quien lo llevó a Jorge Alberto a su casa. Su hermano era estudiante de sociología, una carrera que cerraron durante el golpe “además de eso desaparecieron profesores, creo que por eso quizás se lo llevaron a mi hermano” alegó. Finalmente le exhibieron un álbum con fotografías y Biltes señaló una foto cuya imagen le pareció semejante al Capitán que estaba a cargo del allanamiento en su casa. María Teresa Biltes Durante el golpe tenía 17 años y estudiaba en el Colegio Santo Domingo, ella relató los hechos confirmado lo dicho por su hermano con respecto al día viernes 26 de marzo del 76 cuando les hicieron un allanamiento. Expresó que destrozaron su casa y se robaron varias cosas. “Entraron a los empujones y fueron a buscar a mi hermano que vivía en el departamento que mi padre tenía en el fondo” aseguró. María relató que se llevaron a sus hermanos y a su padre y que las calles estaban cerradas “como si nosotros fuéramos mafiosos o esperaban encontrar armas” y agregó “hasta abrieron el pozo negro para ver si teníamos algo”. Ella no pudo ver su cara pero sabía que había uno que mandaba. La testigo dijo que ellos tenían armas y les apuntaron. “yo creo que esto ha sido una vendeta contra mi padre porque al ser periodista él tenía acceso a algunas novedades y antes del golpe mi padre escribió defendiendo la democracia” y dijo “por eso le llevaron a su hijo mejor… además que era estudiante universitario y tenía el pelo largo, eso ya era algo para ellos”. Al otro día, cuando volvieron de la detención, María afirmó que Jorge Alberto no volvió y que el resto tenía los ojos rojos y con infección. “Fue una angustia muy grande no saber de él… le mandábamos cartas y luego nos dijo que nunca se las dieron” y añadió con dolor “él después nos contó que padeció varios simulacros de fusilamiento desnudo, también que le hicieron picana eléctrica”. Biltes dijo que a su hermano lo torturaron por un libro que se llama la “Revolución Silenciosa” y que se trataba sólo de la revolución de las biromes y no de otra cosa y agregó “fue por ignorancia, todos sabíamos que Biro había inventado la birome”. Posteriormente María contó cómo fue la liberación de su hermano y al igual que Luis, afirmó que fue el Comandante Collado, amigo de su padre, quien lo buscó cuando lo liberaron por miedo a que lo maten al salir. En el reconocimiento ella señaló 3 fotografías que se asemejan a la persona que se llevó a su hermano Juan Manuel y que no le hizo caso cuando ella le advirtió que era enfermo mental. Declaración Indagatoria del imputado Gustavo De Marchi La declaración del ex teniente comenzó con el pedido de ver a los testigos, que ya declararon en la causa Camus cuando él aún no se incorporaba “quisiera ver la cara o los gestos de los testigos que no pude escuchar” expresó. Posteriormente habló sobre su posición con respecto al golpe del 76 “es imposible que alguien inteligente defienda lo indefendible como fue el Proceso de Reorganización Nacional que no organizó nada… un desastre a cargo del protervo de Videla” y más adelante añadió “yo deseaba el golpe militar porque el estado de anarquía de poder que se vivía era terrible”. En cuanto a las declaraciones de los testigos y víctimas que vienen sucediendo en el proceso judicial, De Marchi dijo “hay un sadismo que no responde a la verdad, a menos que yo haya estado en otro ejército”, “el hecho de la violencia era porque se vivía una situación de guerra interna, guerra revolucionaria… y en dónde menos sucedió del país fue en San Juan”, “se habla de tortura, de simulacro de fusilamiento que insulta la inteligencia… ¿en qué mente cabe hacer un simulacro de fusilamiento a cambio de nada?... es una perversión patológica” y por último señaló “Jamás le dije a alguien que lo iba a fusilar, jamás torturé a alguien, jamás”. Además dijo que no realizaban los allanamientos con orden judicial por la situación de Estado de Sitio y que en consecuencia las órdenes las recibían del jefe del RIM 22 y no de un juez. En cuanto a su defensa, afirmó que no se sentía representado y que por esta razón, hace unos meses pidió por escrito utilizar su derecho a defensa. Como respuesta a este reclamo el Dr. Cortés se dirigió a sus abogados y les pidió que respeten la opinión de los acusados, más allá de sus opiniones personales, a menos que sea una cuestión de estrategia. El imputado dijo que no entendía por qué había “ensañamiento” con el Ejército y que por el contrario los testigos defendían a la Gendarmería, “me llama la atención que en varias de las declaraciones que he escuchado defiendan a la Gendarmería… los únicos casos de violación a mujeres con nombre y apellido, son de gendarmes”. Por otra parte pidió, como ya lo había hecho anteriormente, una lista con los nombres de los 30.000 desaparecidos, alegando que nunca la vio y que por eso duda que sea esa la cantidad. Para finalizar, respondió algunas preguntas referidas a los procedimientos de detención que se realizaban “el ejército no tiene capuchas… no salíamos a un operativo con una capucha o unas esposas” y finalizó “me llama la atención que digan que no querían dar nombres ni que los vieran... no tiene sentido”. Fuente: CREACOM