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Revista La U

Globalización, multiculturalismo e identidad

La cultura nacional latinoamericana se construye más a partir de identificaciones que de diferencias, sostiene el autor de esta nota.

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En los años 70 del siglo XX aparece en Canadá y Australia, y poco más tarde en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Francia, es decir en los países política, económica y culturalmente dominantes del mundo occidental, una teoría que es a la vez una fuerte corriente ideológica conocida como Multiculturalismo. Precisamente, en una de las actividades curriculares de la Diplomatura en Historia Argentina y Latinoamericana que la FFHA de la UNSJ dictó en 2015 junto a otras 12 Universidades Nacionales en coordinación con la Universidad Nacional de Villa María, algunos diplomandos nos preguntábamos qué intereses o propósitos perseguían esos reconocidos imperios coloniales en la década del 70, para poner en agenda una discusión sobre “las culturas” (en realidad una anacrónica y disgregante discusión étnica), justo cuando buena parte de nuestra generación cuestionaba fuertemente los designios imperiales que nos habían impedido ser una Nación y nos habían dividido en más de 20 países sin destino ni viabilidad histórica. ¿Qué objetivo tenía la balcanización étnica disfrazada de multiculturalidad, promovida desde esos países imperiales? Diversidad versus Identidad Según el diccionario digital Wikipedia, que recoge las nociones globales de uso corriente, el término multiculturalismo designa la “coexistencia” de diferentes culturas en una misma entidad política territorial, y es a su vez una teoría que busca “comprender” los fundamentos culturales de cada una de las naciones caracterizadas por su gran diversidad cultural. Cabe aclarar, antes de aceptar sin más esos conceptos o definiciones, que las “naciones” latinoamericanas no son en realidad “naciones” sino una misma y grande Nación en su conjunto -con una identidad cultural mayoritaria, resultado de la integración de las culturas indígenas e ibéricas, e incluso africanas-, como la concebían los héroes de nuestra Independencia y sus contemporáneos, y tal como lo sostiene y lo ha sostenido el pensamiento nacional latinoamericano, desde Bolívar y Martí hasta nuestros días. Bien decía el gran cubano en 1891: “Nuestra América y todos sus pueblos son de una naturaleza de cuna parecida o igual, e igual mezcla imperante”, base y complemento de ese otro pensamiento del gran chileno contemporáneo Felipe Herrera: “Nuestra América no es un racimo de naciones sino una sola nación deshecha”. Por supuesto, desde organismos internacionales (que generalmente responden a la ideología imperial dominante de la aldea global), nadie cuestiona esa categoría de “naciones” atribuida a cada pedazo de nuestra desgarrada Patria Grande, desconociendo de hecho y derecho el carácter macro nacional de América Latina, cuyos pueblos son partes de una nación inconclusa, fragmentada justo al nacer a su vida independiente, por intrigas y operaciones del Imperialismo de turno, con la complicidad y beneplácito de las oligarquías lugareñas. Seguramente esta interpretación crítica de la historia no cuenta con la aprobación de esos organismos “globales” ni figura entre sus presupuestos culturales. (...) "Globalización, multiculturalismo e identidad", leer la nota completa en